La importancia de la pesquisa neonatal en recién nacidos

Se trata de un estudio que consiste en la extracción de una gota de sangre del talón del bebé. Es clave para descartar o tratar a tiempo enfermedades metabólicas, endócrinas o congénitas. 

En el marco del Día Mundial de la Fenilcetonuria, que se conmemora el 28 de junio, la Asociación Fenilcetonuria Argentina (FENI) lanzó una serie de pasos para concientizar sobre la importancia de cumplir con el Programa de Pesquisa Neonatal.

Se trata de un estudio clave que consiste en la extracción de gotitas de sangre al recién nacido para detectar potenciales errores congénitos del metabolismo y tomar medidas a tiempo para prevenir el daño neurológico que estas enfermedades suelen desencadenar.

“Siempre es necesario subrayar los beneficios de la pesquisa, insistir para que los padres exijan su realización y que los centros estén cada vez mejor preparados para que el programa completo funcione eficientemente”, señaló la Dra. Luisa Bay, médica pediatra, Consultora en Errores Congénitos del Metabolismo del Hospital de Pediatría Prof. Dr. Juan P. Garrahan.

Además de la fenilcetonuria, la pesquisa permite detectar rápidamente otras cinco enfermedades: hipotiroidismo congénito, galactosemia, hiperplasia suprarrenal congénita, deficiencia de biotinidasa y fibrosis quística.

5 pasos para garantizar que la pesquisa se cumpla en tiempo y forma:

1. Los padres deben constatar la realización del test a las 48 horas del nacimiento, antes del alta médica. Si el alta se realizara antes de las 48 horas de vida, el análisis debe repetirse indefectiblemente en el primer control pediátrico, ya que las muestras de las primeras 24 horas, cuando aún la ingesta de leche es baja, pueden dar resultados normales falsos. Si el recién nacido es prematuro, debe repetirse la pesquisa a las dos semanas de nacer.

2. Los padres deben asegurarse de que el hospital o centro de salud cuente con sus datos de contacto luego del alta, en caso de que fuera necesario repetir el estudio.

3. Ellos deben retirar el estudio a la semana, para asegurarse de que el resultado fue negativo, sin esperar a ser contactados por la institución.

4. Deben entregarle el resultado de la pesquisa al pediatra, si éste lo pide y también si no lo hace.

5. Pueden difundir en su entorno familiar y social la importancia de la pesquisa neonatal, porque ser pesquisados es un derecho de los niños.

Los otros responsables

Por su parte, claramente también existe una responsabilidad de los profesionales de la salud: el obstetra, el instructor del curso de preparto, el neonatólogo y todo agente de salud involucrado en el cuidado de la madre y del recién nacido deben anticipar a los padres la importancia de garantizar la adecuada realización de la pesquisa neonatal.

Luego, los responsables en la institución deben poder contactar a los padres y saber cómo solicitar los estudios confirmatorios. Por último, si se confirma el diagnóstico, tienen que poder derivar al paciente inmediatamente a un especialista en la enfermedad, quien indicará el tratamiento adecuado y seguirá la evolución del paciente.

Alejandro Spataro, miembro de FENI y padre de una nena con Fenilcetonuria, explicó: «La extracción de las gotitas de sangre del talón es sólo uno de los pasos de lo que conocemos como el Programa Nacional de Pesquisa Neonatal. Es  importante también que la familia esté informada para exigir que se haga el testeo en tiempo y forma y que se recaben adecuadamente los datos familiares para contactar a los padres si hubiera que hacerlo”.

La Dra. Bay agregó que nuestro país tomó el tema como política pública e incluyó seis enfermedades. Hay países que contemplan 20 y otros que tres o cuatro. «Lo que no puede faltar son los mecanismos para realizar los estudios confirmatorios e iniciar el tratamiento a tiempo”, completó la especialista.

La fenilcetonuria (PKU) es una de las seis enfermedades incluidas en la pesquisa neonatal. Cerca de 70 niños nacen por año en Argentina con este error del metabolismo en el que al organismo le falta una enzima (no puede metabolizar la fenilalanina, un componente aminoácido de las proteínas).

Por lo tanto, los pacientes deben evitar alimentos ricos en proteínas como carnes, lácteos, huevos, legumbres y derivados, y alimentos de los que se ignore su exacta composición.

Cada paciente debe recibir una cantidad determinada de fenilalanina, que no se puede suprimir completamente porque es imprescindible para el organismo, pero por eso la indicación y el seguimiento deben estar hechos por un profesional conocedor del tema.

Detectada a tiempo y bien tratada, no genera ninguna consecuencia a largo plazo. Caso contrario, produce retardo mental, trastornos de comportamiento y otros síntomas neurológicos.

El diagnóstico produce angustia e incertidumbre. Los padres ven a su bebé sano, sin manifestaciones de ningún tipo, pero se enfrentan a esa noticia.

La asociación FENI aparece como un aliado que les brinda información, contención y tranquilidad; reúne a familias con esta condición y ofrece orientación y acompañamiento a quienes comienzan este camino.

Alejandro Spataro agregó que también asesoran “sobre los pasos para lograr la cobertura del tratamiento, que está contemplado en el Plan Médico Obligatorio, pero deben llevarse adelante una serie de estudios y trámites administrativos para presentar ante el prestador de salud”.

Guadalupe sabe lo que puede comer y lo que no
Gonzalo y Aranza son los papás de Guadalupe, que tiene 7 años y nació con fenilcetonuria. La nena no manifiesta ningún rechazo a las restricciones alimentarias que tiene, come fundamentalmente verduras y las complementa con las fórmulas en el desayuno y en la merienda.

“Come poco para su edad, porque le gustan pocas cosas, pero está muy bien controlada, nunca tuvimos que internarla ni nada que nos sorprendiera. Los estudios siempre dan dentro de los niveles esperados y la médica nos dice que está creciendo como corresponde”, sostuvo Gonzalo.

Le detectaron la enfermedad a partir de la pesquisa neonatal. A la semana de haber recibido el alta, recibieron un llamado de la Dra. Spécola del Hospital Sor Maria Ludovica de La Plata para confirmar el resultado de la Pesquisa, porque había una sospecha de que pudiera tener fenilcetonuria.

“Fue un golpe fuerte, no sabíamos de qué nos hablaban y nos empezamos a desesperar. Entonces, contactamos rápido con nuestra pediatra de cabecera, que lo primero que nos dijo fue que no consultáramos por Internet, porque podíamos desorientarnos con lo que íbamos a encontrar, nos citó para que fuéramos al consultorio más tarde y ella nos explicaría un poco de la enfermedad”, relató el papá de Guadalupe.

La pediatra los tranquilizó, ya que sabía de temas metabólicos. Fueron al hospital ya sabiendo algo de qué era esa enfermedad que Guadalupe podía tener y que se confirmó que padecía.

“En el Hospital Ludovica de La Plata nos atendieron de maravilla”, reconoció Gonzalo. Durante la primera etapa, le hacían controles todas las semanas, controles que con el tiempo fueron siendo más distanciados. Ya desde los seis meses, aprendieron a extraerle ellos mismos la muestra de sangre y mandarla a analizar directamente.

A los tres años, Guadalupe tuvo un hermanito que nació sin fenilcetonuria. Durante el embarazo los padres estuvieron preocupados por el tema, por eso consultaron con la doctora qué podían hacer para saber con anterioridad si el nuevo bebé tendría la enfermedad, pero ella les dijo que no había ningún estudio durante la gestación para hacerle, que solo cuando naciera debían realizarle doble muestra de sangre para analizarla rápidamente y así acortar tiempos.

Afortunadamente, el hermanito de Guadalupe nació sin Fenilcetonuria. Sin embargo, también tenían la tranquilidad de que es una enfermedad con la que se puede vivir muy bien, en tanto y en cuanto se siga el tratamiento y se haya detectado tempranamente, por eso aprovechan cada oportunidad que tienen para resaltar la importancia de que “la pesquisa neonatal se cumpla en tiempo y forma”.

Actualmente Guadalupe sigue siendo tratada en el Hospital Ludovica y sigue teniendo los valores en niveles “normales” gracias a los controles periódicos (aproximadamente cada 1 mes) que se envían muestras y un control clínico cada 3 ó 6 meses en el hospital.

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