El Día Mundial del Cerebro que se conmemora cada 22 de julio, es una iniciativa de la Federación Mundial de Neurología para generar conciencia sobre las enfermedades neurológicas y sus consecuencias; ya que representan la principal causa de discapacidad en todo el mundo.
Entre los principales hábitos para proteger la salud cerebral, expertos coinciden en una alimentación rica en ácidos grasos saludables, vegetales frescos, frutas, legumbres y pescado. La actividad física fortalece el cuerpo y la plasticidad neuronal. La calidad del sueño es otro factor clave contra el de deterioro cognitivo, teniendo en cuenta que dormir mal altera funciones cognitivas. Leer, aprender nuevas habilidades como aprender un idioma o tocar un instrumento musical. Evitar el tabaco, moderar el consumo de alcohol y gestionar el estrés con técnicas de respiraciones profundas también forman parte de las recomendaciones para proteger el cerebro.
La epilepsia, el parkinson, el alzheimer y los accidentes cerebrovasculares se ubican entre las primeras causas de discapacidad en el mundo. Estudios recientes sobre enfermedades neurodegenerativas demostraron que hasta un 45 por ciento de los casos de demencia podrían prevenirse o retrasarse modificando una serie de factores de riesgo.
En tal sentido, un informe de la Lancet Commission on Dementia Prevention, Intervention, and Care (2024) identificó factores modificables relacionados con un mayor riesgo de desarrollar demencia:
1. La educación temprana favorece el desarrollo de la “reserva cognitiva”, que actúa como un amortiguador frente al deterioro cerebral.
2. Pérdida auditiva: si no se trata puede llevar a aislamiento social y sobrecarga cognitiva.
3. Hipertensión arterial: si se inicia antes de los 40 años, puede afectar negativamente la estructura y función del cerebro.
4. Obesidad: en la mediana edad se asocia con mayor inflamación crónica, lo que impacta sobre la salud cerebral.
5. Diabetes: los niveles altos de glucosa dañan vasos sanguíneos y estructuras cerebrales sensibles, como el hipocampo.
6. Tabaquismo: fumar aumenta el estrés oxidativo, daña los vasos y acelera el envejecimiento cerebral.
7. Consumo excesivo de alcohol: más de 21 unidades semanales se han relacionado con atrofia cerebral y peor rendimiento cognitivo.
8. Depresión: puede resultar un factor de riesgo y una manifestación precoz.
9. Sedentarismo: la actividad física mejora la neurogénesis, la vascularización cerebral y reduce factores inflamatorios.
10. Pérdida visual: se asocia con mayor carga cognitiva e inactividad.
11. Colesterol LDL elevado: incrementa el riesgo de daño vascular y enfermedad cerebrovascular silente.
12. Traumatismo craneoencefálico: Especialmente aquellos con pérdida de conciencia o múltiples episodios.
13. Contaminación ambiental: La exposición a contaminantes del aire se ha vinculado con mayor inflamación cerebral.
14. Aislamiento social: La soledad sostenida aumenta el riesgo de deterioro cognitivo y emocional.