Del intestino al cerebro: una microbiota alterada podría generar depresión o alzheimer. Qué comemos es clave para mantener la salud mental y física

Conformada por un universo de microorganismos malos y buenos la microbiota intestinal y su conexión con el sistema cognitivo es el centro de investigaciones científicas. “Todo lo que está pasando en el intestino repercute en el cerebro”, enfatizó la Dra. Elena Pastor Manfredi en Noticias de Salud Radio y explicó el rol clave que tiene la alimentación para tener una microbiota sana. ¿Debemos suplementar o todo lo encontramos en los alimentos?

Todo lo que pasa en el intestino resuena en el cerebro. ¿Un trastorno depresivo podría empezar a gestarse en el intestino? ¿Una enfermedad neurológica como el alzheimer también? La microbiota intestinal, ese universo de microorganismos buenos y malos que conviven en el intestino, parece tener respuestas para enfermedades que antes solo se analizaban desde el punto de vista neurológico. Según especialistas, cómo alimentamos a esas bacterias, virus, hongos y parásitos, entre otros, impactará en nuestra calidad de vida; ya que estos microorganismos tienen funciones esenciales para la salud: ayudan a digerir alimentos; fabrican vitaminas, influyen en el bienestar emocional y tienen un papel clave en el sistema inmunológico para combatir bacterias patógenas.

“El 70% de los microorganismos están en el intestino. Ellos son quienes deciden qué alimento se absorbe y cuál no. A su vez, el 80% de nuestras células inmunológicas de defensa están en la mucosa intestinal. Y si hablamos de bienestar emocional también en el propio intestino se secreta el 90% de la serotonina conocida como la hormona de la felicidad. Por eso, la importancia que la microbiota tiene hoy en la medicina es enorme”, dimensionó la Dra. Elena Pastor Manfredi (MN 163753), Médica UBA especialista en Nutrición, investigadora científica, y Directora del Posgrado en Nutrición y Microbiota de la UBA.

Y agregó: “Hay una conexión directa entre el cerebro y el intestino a través del nervio vago. Hoy sabemos que allí pueden arrancar trastornos como la ansiedad y la depresión; o enfermedades neurológicas como parkinson y alzheimer, todas patologías muy relacionadas con las disbiosis intestinales; es decir, cuando tenemos alteraciones en la cantidad y calidad de microorganismos y hay más bacterias patógenas que beneficiosas”.

Lo opuesto a la disbiosis es la eubiosis intestinal. “Significa sanar la microbiota, es decir, volver a ese estado saludable con microorganismos buenos que nos defienden y facilitan la absorción de los nutrientes correctos”, precisó la médica especialista en Nutrición.

Dra. Elena Pastor Manfredi ((MN 163753) Médica UBA, especialista en Nutrición. Investigadora científica. Es Directora del Posgrado en Nutrición y Microbiota de la UBA. También es Directora del Posgrado en Nutrición clínica de la UBA y la Diplomatura en Nutrición Deportiva de Alto Rendimiento.

Entonces, si una microbiota sana se logra con una alimentación adecuada, ¿qué deberíamos comer para favorecer su sano desarrollo? Justamente, para restablecer el equilibrio en una microbiota alterada (en disbiosis) cada vez más especialistas coinciden, previa consulta médica, en indicar ciertos alimentos o suplementos específicos con probióticos y prebióticos.

Los prebióticos son fibras que se encuentran en algunos alimentos, generalmente, los que provienen de la tierra como las frutas y verduras. También; semillas, frutos secos, legumbres y cereales integrales, entre otros. En cuanto a los probióticos, son bacterias vivas amigables para repoblar la microbiota y los encontramos en alimentos fermentados como por ejemplo, el yogur natural, queso fermentado (parmesano y roquefort), entre otros.

Sin embargo, advirtió la Dra. Pastor Manfredi, “cuando se recomienda frutas y verduras para aumentar el consumo de fibras para nuestra microbiota nos enfrentamos al problema de los agroquímicos (sustancias utilizadas en la agricultura para proteger cultivos y mejorar su rendimiento). Estos biosidas alteran la microbiota”.

En tal sentido, existen investigaciones que demuestran que el contenido de minerales y vitaminas de las frutas y verduras bajó un 80% en calidad con respecto a 100 años atrás. Frente a esta realidad los suplementos lentamente van ganando terreno.

¿Encontramos todo en la alimentación o es necesario suplementar? “No todos los micronutrientes podemos cubrirlos solo con la alimentación. En muchos casos, el consumo de omega 3, una grasa fundamental, es bajísimo. Lo mismo pasa con el magnesio, el resveratrol o la vitamina D (el déficit de esta última debilita el sistema inmune, músculos y huesos)”, señaló la médica. Y agregó que en la mayoría de los casos los laboratorios no suelen incluir a los micronutrientes para conocer su estado, algo fundamental para prevenir enfermedades.

En el mismo sentido, el médico cardiólogo, Dr. Raúl Pastor (MN 65.104), señaló: “No se puede mejorar lo que no se puede medir”.

DR. RAÚL PASTOR Y LA DRA. ELENA PASTOR MANFREDI EN NOTICIAS DE SALUD RADIO.

«Es clave conocer los valores de minerales y vitaminas y en base a esos resultados, suplementar. El análisis de sangre habitual es muy carente, porque no evalúa el estado metabólico del paciente. Entonces, puede haber valores normales de glucemia y triglicéridos, pero un metabolismo alterado y una disbiosis intestinal. Por eso, muchas veces lo que estamos midiendo en sangre no refleja lo que pasa dentro de las células”, explicó el investigador científico.

Para el Dr. Raúl Pastor y la Dra. Elena Pastor Manfredi todavía no hay una cultura de mantener la salud. “Es momento de pasar a ese modelo. Los médicos estamos formados para un modelo de enfermedad. Recién vemos a los pacientes cuando ya están enfermos”, coinciden.

Antibióticos y microbiota:

“El problema está en el sobreconsumo de este tipo de fármacos porque dañan la microbiota. Por ejemplo, hay casos virales que no requieren antibiótico, sin embargo, se toman igual; pero el antibiótico no ataca solo a una bacteria, sino al conjunto de bacterias. Entonces, si atacamos microorganismos en forma constante estamos bajando la calidad y la cantidad de microorganismos benéficos, despoblando así la microbiota intestinal”, explicó la Dra. Pastor Manfredi.

Y sumó: “El 70% de la inmunidad está en el intestino. Son microorganismos que nos están defendiendo y tienen muchas funciones, pero la más importante es la de defensa. Sin nuestra microbiota intestinal estaríamos indefensos inmunológicamente”.

Por último, la especialista sostuvo que cuando se altera la microbiota aumenta la «permeabilidad intestinal», cuadro clínico en el cual ingresan a la sangre lo que no debería pasar: pedazos de bacterias, metales pesados, toxinas; «por eso, debemos cuidar la microbiota y entender que todas las patologías empiezan ahí”.

Como dijo Hipócrates, padre de la medicina, hace 2.500 años “que la comida sea tu alimento y el alimento tu medicina”. Y que “todas las enfermedades comienzan en el intestino”, considerado nuestro segundo cerebro.

Leo Pagliaro, la Dra. Elena Pastor Manfredi y el Dr. Raúl Pastor en Noticias de Salud Radio.

Instagram: draelu.nutri

 

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