En el marco del Día Mundial de la Diabetes, que se conmemora cada 14 de noviembre, el Colegio de Nutricionistas bonaerense recordó la importancia de la la alimentación adecuada como herramienta de prevención y salud. «La educación nutricional personalizada puede transformar la relación con la comida y mejorar los resultados del tratamiento», afirman especialistas.

En el marco del Día Mundial de la Diabetes, que se conmemora cada 14 de noviembre, el Colegio de Nutricionistas de la Provincia de Buenos Aires recordó el poder que tiene la alimentación en la mejora de la calidad de vida de quienes viven con esa patología.
La diabetes es una enfermedad crónica que se caracteriza por niveles elevados de glucosa en sangre debido a una deficiencia en la producción o en la acción de la insulina. Su incidencia está en aumento a nivel mundial, impulsada principalmente por el sedentarismo, el sobrepeso, el estrés y los malos hábitos alimentarios. La amplia mayoría de los casos son de diabetes tipo 2 y puede prevenirse o incluso revertirse con un estilo de vida saludable y una nutrición basada en plantas (NBP).
“La alimentación cumple un rol central en este proceso. No se trata de ‘hacer dieta’, sino de aprender a comer de forma equilibrada, consciente y sostenible en el tiempo”, explicó la licenciada en Nutrición, Victoria Núñez (MP 5276), matriculada en el Colegio de Nutricionistas de la Provincia de Buenos Aires.
En tal sentido, explican los especialistas, una alimentación saludable para prevenir o controlar la diabetes incluye el consumo de frutas, verduras, legumbres, cereales integrales, proteínas magras y grasas de buena calidad, limitando los alimentos ultraprocesados, azúcares añadidos y bebidas azucaradas.
Asimismo, resulta importante comprender cómo influyen los alimentos en la glucemia, aprender a leer etiquetas, organizar las comidas y adoptar rutinas que incluyan el movimiento son pasos esenciales para empoderar a las personas y ayudarlas a tomar decisiones más saludables.

“Como nutricionistas tenemos un papel fundamental en el abordaje de la diabetes. Acompañamos al paciente no solo en la planificación de su alimentación, sino también en la construcción de hábitos duraderos y realistas, considerando su entorno, su cultura alimentaria y sus emociones. La educación nutricional personalizada puede transformar la relación con la comida y mejorar los resultados del tratamiento”, señaló Núñez.
La diabetes no solo afecta los niveles de azúcar en sangre, sino también la salud cardiovascular, renal y ocular, entre otras. Por eso, una alimentación equilibrada no solo busca controlar la glucosa, sino también proteger el corazón y reducir el riesgo de complicaciones.
“La prevención comienza en la mesa y se sostiene en el tiempo. Cada elección cuenta. Priorizar alimentos frescos y no tanto de paquete, moverse más y realizar controles con profesionales de la salud idóneos en el tema, son acciones simples que pueden salvar vidas”, destacó la nutricionista.




