“Después del ACV tuve que aprender a tragar y respirar”

Carolina Fraga, de 27 años, superó un accidente cerebrovascular hemorrágico y cuenta su historia. “Lo importante es creer que uno va a volver a ser lo que era”, asegura la joven que nunca bajó los brazos, pese a que tenía la mitad del cuerpo paralizado y ni siquiera podía hacer una mueca con su cara.

Carolina Fraga tiene 27 años. A los 24 tuvo un ACV.

Luchando como una gladiadora venció a la fiera más brava. A Carolina Fraga (27) un Accidente Cerebrovascular (ACV) hemorrágico la dejó 20 días en coma. Cuando despertó tenía el lado izquierdo del cuerpo totalmente paralizado. No sentía nada desde la cara hasta la punta del pie. En ese momento, tenía 24 años y le faltaba un año y medio para recibirse de Licenciada en Nutrición.

“Después del ACV no sabía cómo tragar ni cómo respirar. Era como un bebé, fue aprender todo desde cero. No me podía mover, aunque todos los días me despertaba diciendo hoy camino. Pero no podía ni siquiera hacer una mueca con la cara. Si me reía me ahogaba, me quedaba sin aire”, recuerda Carolina.

Hay dos tipos de ACV, el isquémico (el más frecuente) ocurre cuando se ocluye un vaso sanguíneo del cerebro por un coágulo o un trombo; siendo la hipertensión arterial el principal factor de riesgo. El otro ACV es el hemorrágico, que sucede cuando se rompe un vaso sanguíneo y se produce un hematoma en el tejido cerebral.

En el caso de Carolina, una malformación arteriovenosa, cuyo tratamiento consistía en principio en una cirugía endovascular (embolización) quedó inconclusa; porque unos vasos más pequeños empezaron a sangrar. La malformación estalló y provocó un ACV hemorrágico. Pero ella nunca bajó los brazos.

Tras ser asistida por kinesiólogos durante la internación, ya en su casa empezó la rehabilitación en forma integral con un equipo de especialistas.

“Lo importante es creer que uno va a volver a ser lo que era”, asegura la nutricionista de Martínez. Y agrega: “No hay que bajar los brazos nunca por más que te digan que no vas a poder. Me lo dijeron muchas veces, pero me entraba por un oído y me salía por el otro. Por eso –insiste– creer en uno mismo es el 90 % de la recuperación. Hoy estoy mucho mejor, soy independiente al cien por ciento. El gran apoyo de mi familia y amigas también fue fundamental”.

Lo que más afectó el ACV fue una de sus manos, es decir, “la motricidad fina, pero puedo correr, saltar, nadar”, dice Carolina; y cuenta que otra de las secuelas es una escoliosis en la espalda (curvatura lateral de la columna vertebral). Desde hace unos años hace natación en el Campo de Deportes Municipal Nº4 de Martínez “También voy al gimnasio para ganar fuerza muscular del lado izquierdo de mi cuerpo”, completa.

Una gran enseñanza. Así toma Carolina lo que le tocó vivir. “Escucho gente que se queja por cualquier cosa, pero cuando te paso algo tan grave como esto todo cambia. Cualquiera puede tener un ACV, por eso también es importante conocer los factores riesgo para prevenirlo; es importante tener una alimentación saludable y realizar actividad física”. Y remata: “Hay que darle para adelante toque lo que toque”.

ESCUCHÁ LA ENTREVISTA COMPLETA EN NOTICIAS DE SALUD RADIO: https://youtu.be/dlsgFlUarx8

Quassar

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