Calcio y vitamina D: cómo impactan en la gestación del bebé y la obesidad

Además de los beneficios en la salud ósea, su aporte adecuado es necesario en todas las etapas de la vida. Los niveles de ingesta de estos nutrientes suelen ser insuficientes en la Argentina.

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El calcio y la vitamina D, dos nutrientes de reconocida importancia para el sistema óseo, también juegan un rol fundamental en otros aspectos de la salud. Esos hallazgos forman parte del libro «El papel del Calcio y la Vitamina D en la salud ósea y más allá», editado por los doctores Ricardo Uauy, Esteban Carmuega y José Belizán.

La publicación, que contó con la participación de importantes científicos, fue convocada por el Instituto Danone del Cono Sur y el Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil (CESNI).

Lo cierto es que ambos nutrientes deben ser considerados prioritariamente en las intervenciones nutricionales dadas sus importantes repercusiones para la salud poblacional.

La deficiencia del calcio durante la gestación afecta a uno de cada 10 embarazos y es una de las principales causas de muerte materna, sobre todo las producidas por un tipo de hipertensión propia del embarazo denominada preeclampsia. Por otro lado, diversas experiencias epidemiológicas sugieren que la ingesta de calcio, fundamentalmente a través de los lácteos, podría contribuir a disminuir el riesgo de obesidad.

Los especialistas destacaron la importancia de la ingesta de calcio en la niñez y adolescencia, que es el momento de mayor crecimiento de huesos y dientes ya que tanto el calcio como la vitamina D contribuyen a la formación de la estructura esquelética que nos protegerá en la vida adulta de las fracturas por osteoporosis.

La Dra. Beatriz Oliveri, investigadora del CONICET, explicó que la deficiencia de vitamina D se encuentra universalmente distribuida en todos los continentes y se la considera un problema de salud pública.

“El problema es que su ingesta a través de la alimentación es muy baja, básicamente concentrada en el consumo de productos lácteos, aunque la principal fuente de obtención de vitamina D en el ser humano es a través de la síntesis en la piel por exposición a la luz solar”, explicó la especialista.

Y agregó que si bien éste no es el caso de ciudades como Buenos Aries, las características de la vida urbana, las recomendaciones de utilización de pantallas solares y de no exponer al sol a los niños pequeños, hacen que pueda haber individuos que no tengan suficiente exposición solar, en los cuales es necesario encarar estrategias de suplementación adecuadas para asegurar una ingesta mayor de vitamina D.

“Los lácteos fortificados son la opción más recomendada para combatir esta falencia de vitamina D en estos grupos vulnerables”, aseveró Oliveri.

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Embarazadas

Los niveles adecuados de vitamina D son fundamentales, tanto para evitar patologías de la gestación como para favorecer un adecuado nivel de este nutriente en el feto y en el neonato, que dependen exclusivamente de lo que reciben a través de la placenta. La deficiencia de vitamina D en embarazadas se ha asociado con mayor incidencia de preeclampsia, cesáreas, vaginosis, parto prematuro y diabetes gestacional.

Las consecuencias de la deficiencia de vitamina D en los neonatos e infantes pueden llevar a un aumento en las probabilidades de padecer hipocalcemia (que si es severa puede causar incluso síndrome convulsivo y cardiomiopatías); además de raquitismo, fracturas y mayor riesgo de otras patologías extraesqueléticas como diabetes tipo 1, esclerosis múltiple e infecciones respiratorias.

En adolescentes, la falta de vitamina D puede influir negativamente en la obtención de un adecuado pico de masa ósea, y si el déficit es muy severo, ocasionar raquitismo con deformaciones de pelvis con futuros partos distócicos.

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La salud ósea y el calcio

El pico de masa ósea (PMO) es la masa y fortaleza de los huesos conseguida al final del período de crecimiento.

“Tanto la pérdida ósea exagerada, característica de la menopausia, como la falla en alcanzar un PMO adecuado en la infancia y adolescencia, pueden conducir al desarrollo de osteoporosis, una enfermedad que aumenta la fragilidad ósea y conduce a un riesgo incrementado de fracturas», explicó la Dra. María Belén Zanchetta, médica especialista en Endocrinología.

La especialista destacó que una adecuada nutrición, especialmente en calcio y vitamina D, y la actividad física favorecen el desarrollo y mineralización del esqueleto, contribuyendo a maximizar el PMO determinado genéticamente para cada individuo.

Si bien la mayoría de los estudios se concentraron en la pérdida de masa ósea en la edad adulta, la cantidad de hueso que se adquiere durante el crecimiento es reconocido como un factor determinante para reducir el riesgo de sufrir una fractura por osteoporosis en el futuro.

“El desarrollo de la masa esquelética y la adquisición del pico de masa ósea se encuentra influenciado por diversos factores; algunos no modificables (género, edad, tamaño corporal, genética y etnia); y otros, que sí pueden ser modificados como el estado hormonal, la dieta y el estilo de vida (ejercicio físico, hábito de fumar y consumo de alcohol)”, señaló Zanchetta.

Y resaltó: “La prepubertad es el momento adecuado para incidir sobre los factores modificables que contribuyen a la adquisición del pico de masa ósea. Todas las medidas que se implementen en esas etapas tempranas del desarrollo esquelético serán la mejor prevención de las fracturas osteoporóticas en la vida adulta”.

El calcio durante la gestación

El Dr. José Belizán, médico especialista en Obstetricia expresó que los trastornos hipertensivos afectan a un 10 por ciento de todos los embarazos y son una de las principales causas de muerte materna.

“La preeclampsia, definida como hipertensión acompañada por proteinuria, es un trastorno gestacional que se asocia en nuestra región con un estimado de 40 mil muertes al año. En América Latina y el Caribe, la preeclampsia causa aproximadamente una de cada cuatro muertes maternas. Es por eso que la Organización Mundial de la Salud (OMS) dio una fuerte recomendación para suplementar a la embarazada con 1.500 a 2.000 mg. diarios de calcio a partir de la semana 20 de gestación, en especial en poblaciones con baja ingesta de dicho mineral», agregó el investigador.

En la Argentina, la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENNyS) evidenció que las mujeres tenían una pobre ingesta de calcio, por lo que «sería necesario investigar cómo implementar una estrategia de suplementación eficiente que alcance a la población de riesgo, ya sea mediante la fortificación de alimentos u otra, a fin de reducir el riesgo de preeclampsia”, sostuvo Belizán.

Y añadió: “Si tenemos en cuenta que la recomendación de ingesta diaria promedio para mujeres embarazadas es de 1.000 y 1.300 mg. diarios esto debería alcanzarse a través de una alimentación que incluya leche, yogur, quesos y derivados, y eventualmente con la ayuda de suplementos o lácteos fortificados. Pero en aquellas poblaciones con escasa ingesta de calcio, debemos pensar acciones de suplementación más agresivas que nos permitan alcanzar los objetivos recomendados por la OMS”.

Varios estudios asociaron elevada ingesta de calcio con menor peso corporal e inclusive reducción de peso.

Obesidad

El Dr. Esteban Carmuega, director del CESNI, enfatizó que experiencias epidemiológicas demuestran que la mayor ingesta de calcio se asocia con una disminución del riesgo de progresión de obesidad.

“Dos seguimientos de cohorte de más 20 años de duración demuestran que los lácteos, especialmente los fermentados como el yogur, disminuyen el riesgo de obesidad”, sumó.

Las explicación de estas observaciones epidemiológicas responden a las siguientes posibilidades: Una es que el calcio se combina con las grasas en la luz intestinal y disminuye su absorción. Y otra que el calcio promueve la oxidación de las grasas; y la tercera es que los lácteos modifiquen la flora intestinal promoviendo la síntesis de mediadores que disminuyen la inflamación que acompaña a la obesidad.

Baja ingesta de calcio

Si bien Argentina es un importante productor de lácteos las dos terceras partes de los escolares, adolescentes y adultos no alcanzan a consumir el calcio recomendado, debido principalmente a la baja ingesta de lácteos, principal fuente de este mineral.

“En una encuesta del CESNI, en la grandes ciudades de nuestro país, se observa que a partir de los dos años disminuye la ingesta recomendada de lácteos (tres porciones), especialmente en el momento de la vida en el que los huesos están en su tasa de mayor crecimiento y en el cual se incrementa el riesgo de obesidad. Tenemos a nuestra disposición una valiosa ayuda en la nutrición, y es preciso que las personas tomen conciencia de la importancia que tiene alimentarse en forma correcta», comentó
Carmuega.

Por su parte, el ingeniero Ricardo Weill, Delegado General del Instituto Danone Cono Sur, destacó que esta tercera publicación del Instituto resume las ponencias del Taller llevado a cabo en el mes de abril del 2013 en la ciudad de Open Door (Buenos Aires, Argentina).

“Importantes investigadores compartieron sus reflexiones y brindaron una visión actualizada sobre la situación nutricional del calcio y la vitamina D en la región, y sobre los puntos en los que se debe profundizar la investigación, así como su impacto en el ciclo vital. También se analizaron los requerimientos y la forma de resolver las carencias a través de las recomendaciones dietarias y los planes nutricionales realizados en el Cono Sur, analizando su impacto económico. De esta forma seguimos cumpliendo con nuestra misión de difundir e interpretar el conocimiento actual para impactar en la salud y calidad de vida de la población», concluyó Weill.

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Calcio: en los lácteos

El calcio es uno de los minerales más abundantes en el organismo, y es el componente por excelencia de los huesos y dientes. Sin embargo está presente en pocas fuentes alimentarias, ya que la mayoría de los alimentos lo poseen en bajo contenido o bien presentan una baja biodisponibilidad de este nutriente. Los lácteos (leches, yogures y quesos) son considerados la fuente más importante de calcio en la dieta, pero pese a que la Argentina está considerada como un país con una importante industria láctea, la disponibilidad alimentaria de calcio en nuestro territorio es insuficiencia para cubrir las necesidades de la población.

El calcio Interviene, entre otras funciones, en la contracción y dilatación vascular, el movimiento muscular, la transmisión nerviosa, la secreción de hormonas y la comunicación intracelular. Para efectuar estas funciones metabólicas se requiere menos del 1por ciento del total del calcio corporal, que se guarda en los huesos a modo de reserva permanente de este mineral vital.

«El mayor aumento de la masa ósea se produce cuando dejamos de tomar leche: nacemos con 25 gramos de calcio y salimos de la escuela secundaria con un kilogramo de calcio. Paradójicamente, el momento de mayor acumulación de calcio se da cuando dejamos de ingerirlo, ya que a partir de los 6 años disminuye el consumo de lácteos, lo que representa un verdadero riesgo en la obtención del pico de masa ósea potencial del individuo «, redondeó Carmuega.

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Las Guías Alimentarias para la Población Argentina

Incluyen a los lácteos en la gráfica de alimentación saludable, y en su segundo mensaje indican ‘es bueno consumir diariamente leche, yogur o quesos. Es necesario a todas las edades’.

Las cantidades diarias recomendadas por las Guías Alimentarias son 2 tazas diarias de leche –o su equivalente en otros lácteos- en adultos y 3 porciones en niños, adolescentes, embarazadas y madres lactantes. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los requerimientos mínimos de calcio varían según la edad y etapa de la vida de la siguiente forma:

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