Vitamina D: cómo proteger el sistema inmunológico de enfermedades infecciosas

El cuerpo la recibe de dos formas: a través de la ingesta de alimentos que contienen esta vitamina o a partir de la producción del propio cuerpo en la piel cuando se expone a la luz solar. Según un estudio más del 80% de los pacientes con Covid-19 tienen deficiencia de esta vitamina.

Millones de personas en todo el mundo padecen deficiencia de vitamina D.

Según un estudio publicado en el Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism de la Endocrine Society, más del 80% de los pacientes con Covid-19 tienen deficiencia de esta vitamina. Otro estudio de la Universidad de Ciencias Médicas de Teherán revela que los pacientes que tienen niveles adecuados de vitamina D tienen 51,5% menos riesgo de morir por enfermedad y un riesgo de complicaciones significativamente menor.

«Nuestro sistema de defensas está formado por las células T (linfocitos T y timocitos). Hay 2 tipos de células T: Th1 y Th2. Las células Th2, juegan un importante papel al identificar y atacar a cualquier sustancia u organismo patógeno, que el cuerpo considere extraño, como por ejemplo, el virus del COVID-19. La forma activa de la vitamina D, incrementa la respuesta de la Th2; y el buen aporte de calcio ayudaría a esta tarea», explican las licenciadas Yesica Romina Rega y Karina Mariel Luna del equipo de Nutrición de DIM Centros de Salud.

Las especialistas recordaron la importancia de la correcta exposición al sol y consumir alimentos ricos en vitamina D y calcio, de ser necesario la adecuada suplementación, esto ayudará en gran medida a mantener los niveles de vitamina D necesarios para afrontar posibles enfermedades infecciosas, entre ellas la Covid-19.


Alimentos con Vitamina D: ¿qué consumir?
Los alimentos que por su naturaleza contienen vitamina D son: pescados grasos como la trucha, el atún, la sardina, la caballa, el salmón blanco, el bacalao y aceites de pescados (sobre todo aceite de bacalao), «ya que éstos se alimentan de las algas de los mares que pueden producir la vitamina D por acción de los rayos UV, quedando excluidos los pescados de criaderos», explican las especialistas de DIM Centros de Salud.

También se puede encontrar Vitamina D en la yema de huevo y en los hongos (aquellos que estuvieron expuestos al sol). «Aún así, naturalmente no hay alimentos que lo contengan en cantidades significativas y sean de consumo habitual. Por eso la industria alimentaria ha fortificado alimentos como los lácteos: leche, yogures, margarinas, bebidas vegetales, como de soja, almendras, castañas de cajú y coco; cereales para el desayuno que contribuyen a aportar vitamina D en la alimentación», indicaron las nutricionistas. 

Exposición al sol: fuente principal de Vitamina D
La fuente natural más importante de Vitamina D es la que obtenemos de la exposición solar. La piel es la encargada de transformar hasta un 85 % las radiaciones solares en vitamina D. Esto depende de varios factores, por ejemplo, la latitud.

En invierno -explican las licenciadas- en lugares donde las latitudes superan los 35º, la producción de vitamina D está comprometida. Por ejemplo, en la ciudad de Tandil donde su latitud es cercana a los 37º. Lo mismo ocurre en ciudades más al sur como Ushuaia y en países nórdicos, donde es necesario considerar la suplementación. Esto se debe a que el ángulo cenital de la luz solar es más oblicuo, por lo tanto, aumenta la longitud del camino a través de la capa de ozono; hay menos fotones UVB que alcanzan la superficie de la tierra, motivo por el cual se produce poca o nula vitamina D en la piel. Se recomienda una exposición solar de 20 a 30 minutos en invierno.

En cambio, en verano los rayos UVB son más verticales, por ello con 2 o 5 minutos, 3 o 4 veces por semana sería suficiente para tomar sol, siguiendo las precauciones necesarias para la protección en esta época del año.

«Hay que considerar que la exposición solar será preferentemente con el 50 al 75% del cuerpo descubierto (short y top deportivo), sin protector solar, ya que un factor de protección 8 absorbe entre el 92% y el 95% de los fotones UVB y, por tanto, reduce la producción de vitamina D 3 en el mismo grado. Considerar que las cremas faciales de día y maquillajes, generalmente cuentan con esta protección solar. Es importante siempre consultar a su dermatólogo«, explicaron las nutricionistas. 

Otro factor que influye en la absorción de la vitamina D a través del sol es la pigmentación natural de la piel. Por ejemplo, las pieles más oscuras necesitarán más exposición solar.

«La concentración de melanina dérmica determina el color de la piel de una persona, las personas de piel oscura tienen niveles más altos de melanina cutánea. El precursor de vitamina D 3 se concentra predominantemente en las capas más profundas de la piel y la melanina actúa como un filtro natural (protector solar) absorbiendo eficientemente los fotones UV-B, comprometiendo la producción de vitamina D 3 en personas de piel oscura. Estos individuos necesitan una exposición 6 veces mayor a la radiación UV-B para elevar sus niveles de vitamina D 3 al mismo nivel que los individuos blancos», aseguran la especialistas.

Hay que tener en cuenta que a mayor edad, disminuye la capacidad de transformar vitamina D inactiva en activa. También las enfermedades del riñón e hígado pueden atentar en la producción de esta vitamina.

«Otro aspecto que influye es la polución ambiental. Se sabe poco sobre el impacto que tienen las nubes en la producción cutánea de vitamina D 3. No hay que dejar a un lado las recomendaciones de los dermatólogos, en cuanto al cuidado de la piel, protección y exposición solar. En el caso de imposibilidad de exposición solar por recomendación médica, por jornadas laborales extensas bajo techo o por razones religioso-culturales, considerar la necesidad de suplementación adecuada. Consulte con su médico», concluyeron las nutricionistas. 

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